27 Abril 2011, 11:10 AM
Vivencias cotidianas de allí y aquí
Escrito por: Aida Trujillo Ricart (https://aidatrujillo.wordpress.com/)
Curiosidades: Inventos españoles a lo largo de la historia, II parte
Se dice que la guitarra clásica, cuya famosa variante es la flamenca, similar a la clásica, de la que es difícil distinguirla, ambas de seis cuerdas, fue creada en España, entre el siglo XIII y el siglo XVIII, como innovación de la antigua vihuela, aunque hay varias versiones al respecto.
Existían, anteriormente, otros instrumentos de cuerda pulsada, de aspecto similar, que fueron utilizados, sobre todo por trovadores y moriscos.
Varía el sonido de la guitarra flamenca por su construcción ligeramente distinta, hecha con distintos tipos de maderas. Tiene un sonido de más percusión, su caja es algo más estrecha y, generalmente, sus cuerdas están más cerca del diapasón. La guitarra flamenca tiene menos sonoridad y ofrece menos volumen que la española de concierto. Sin embargo, su sonido resulta más brillante, su ejecución más fácil y rápida, debido a la menor altura de las cuerdas, permitiendo que se haga menos presión con los dedos de la mano izquierda sobre el diapasón.
Tradicionalmente las clavijas de afinación eran de palo y se embutían en la pala de la guitarra de forma perpendicular. Suele llevar, todavía, debajo de la roseta o agujero un guardapúas, golpeador o protector, que evita que los rasgueos y golpes que se dan en la tapa armónica, tan típicos en el flamenco, dañen la madera.
Menos romántico fue el invento del arcabuz, primer «cañón portátil», surgido en 1450, como arma revolucionaria diseñada para los Tercios Españoles. Fue evolucionando hasta la creación del mosquete.
Otra creación ofensiva fue la navaja, que se produjo a finales del siglo XVI, tras la ordenanza de Carlos V en la que prohibía el portar armas de hoja larga a personas ajenas a la nobleza, sobre todo la espada. La navaja permitía ocultar la hoja, por ser más chica y manejable, y bastante más barata que una espada. Desde España se exportó hasta el resto de Europa, con mucha rapidez, ya que fue un arma muy popular.
Un prestigioso cantante de ópera español, Rodríguez Sitches (1805-1906), decidió instalarse en Paris, como docente.
Tuvo, empero, que abandonar su vocación, en 1830 y a consecuencia de la revolución, obligado a asistir, en un hospital militar, esencialmente, a enfermos de la garganta. Se interesó por el estudio de la laringe y la voz, aportando, al margen de su arte, la invención del laringoscopio. Logró crearlo tras un amplio estudio de la anatomía de la laringe, que empezó examinando la suya propia, mediante un espejo de dentista.
En los años 20, Solozábal y Olivé inventaron la grapadora “Casco”, el nombre de la fábrica de material para oficinas, un modelo que sigue vendiéndose en todo el mundo.
Otro de los inventos bélicos fue el “Cóctel Molotov” primitivo. Se utilizó durante la Guerra Civil por las milicias republicanas, paliando así la carencia de armamento. Más tarde fue reinventado en Finlandia, perfeccionando el modelo español.
Alejandro Campos Ramírez fue un poeta, editor e inventor, conocido por crear el “futbolín”. Se rebautizó a sí mismo como Alejandro Finisterre, en honor a la villa gallega en que había nacido en 1919.
En 1936 fue herido en uno de los bombardeos de Madrid durante la guerra. Conoció, en el hospital, a muchos niños lesionados, apenados por no poder jugar al fútbol. Basándose en el tenis de mesa, encargó la construcción de su primera mesa de este juego. Las empresas jugueteras no pudieron fabricarla en serie pues habían sido nacionalizadas, por ambos bandos, y dedicadas a la construcción de armas. Al terminar la guerra, la victoria del bando nacional golpista hizo que se exiliara a Francia, pero antes había patentado el producto en Barcelona que perdió mientras atravesaba los Pirineos a pie, lo que posteriormente causó que los jugueteros valencianos se apropiaran el invento como propio.
El Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol (TALGO), apareció por primera vez en los años 40. Durante muchos años dominó el mercado mundial, llegando a copar el norteamericano, desde mediados de los 60 hasta los 80.
De hecho gran parte de los trenes de los EEUU son TALGOs todavía hoy en día. El ingeniero Alejandro Goicoechea, su inventor, fue financiado por José Luis de Oriol.
Ignacio Urresti creó el afilalápices en 1945, inspirándose en un molinillo de café. Su invento se hizo popular, de forma inmediata, y fue considerado como ejemplo de diseño.
A pesar de que el país no atravesaba su mejor momento económico, en los 50, un catalán, Enric Bernat, tuvo una idea que, en principio, pareció absurda, creando un caramelo provisto de un palo.
Los niños gastaban sus escasos ahorrillos en bolitas azucaradas que les ensuciaban los dedos ya que, por su tamaño, no les cabían en la boca. Hoy en día, la marca “Chupa Chups” es reconocida mundialmente. Su logotipo fue diseñado por Dalí.
El primero fue bautizado como “Chups” y comercializado al precio de una peseta, que era bastante elevado para la época.
La empresa creció y, en el 1964, cambió de nombre, adoptando el que sigue conservando hoy en día, y se lanzó al mercado extranjero en los años 70, convirtiendo a los rusos, japoneses, alemanes, mexicanos, australianos o americanos en auténticos fans del invento español. En 1979 se alcanzó la cifra récord de más de 10.000 millones de este producto, vendidos en todo el mundo. La fábrica de Rusia suministró los primeros caramelos consumidos en el espacio, cuyos destinatarios fueron los astronautas a bordo de la estación espacial MIR.
La “fregona” de Manuel Jalón, inventada en 1956, supuso un cambio radical para el ama de casa, permitiéndole evitar arrodillarse para limpiar el piso.
Pero Jalón no se conformó con su remunerador invento y creó la jeringuilla hipodérmica desechable, una auténtica revolución sanitaria y un gran avance para evitar la proliferación de enfermedades.