Aída Trujillo

marzo 9, 2010

Columnas publicadas en periodico El Nacional, Bomberos sin Fronteras

Al igual que a otras personas, me produce gran alegría el saber que en el mundo existen diversas organizaciones, sin ánimo de lucro, dispuestas a acudir allí adonde se las necesite.

Ya mencioné en esta columna a “Payasos sin fronteras”.  Quisiera rendir homenaje también a “Médicos sin Fronteras” que lleva más de 23 años realizando una gran labor a pesar de que no cuenta con todo el equipamiento y avances que necesita.

Recuerdo uno de los primeros anuncios de esa O.N.G. que vi hace ya algunos años.  En una caja de cartón yacían unos bebés africanos gemelos y prematuros.  Eran muy pequeños y estaban envueltos en algodones y mantas.  Una fogata ardía a pocos metros de distancia de ellos.  Los médicos se las habían arreglado para que no les faltara cierto grado de humedad.  En fin, que habían conseguido, en el interior de una tienda de campaña, crear un clima muy similar al de una incubadora.

El lema de aquel anuncio era “No tenemos medios pero tenemos imaginación”.

Aquello me impactó y comencé a informarme de la labor que “Médicos sin Fronteras” realizaba.  Y me hice socia colaboradora, por supuesto.  No hace falta donar mucho para ayudar.  Hacen falta muchas personas, eso sí.

Decidí, hace unos días, salir de “mi refugio” y dejar la computadora y mis escritos a un lado.  Me sentía triste por lo acaecido en nuestro país vecino y por las cosas que leo, sobre el planeta, en la prensa diaria. Me dirigí a la franja costera del pueblo. Allí hay un restaurante italiano muy conocido en Juan Dolio.  Su cocina es deliciosa, la relación calidad-precio es excelente y sus propietarios son encantadores.

Pensé que me haría bien el gozar de un rato de conversación al tiempo que contemplaba el mar.  Pero de lo que no tenía idea era de la agradable sorpresa que allí me esperaba.

En una mesa cercana a la mía había un grupo de hombres más o menos jóvenes.  Su aspecto era recio y fuerte.  Sus conversaciones y sus risas, sonoras.  De pronto me di cuenta de que algunos de ellos llevaban una camiseta con una frase impresa en la espalda:  “Bomberos sin Fronteras.  España”.

Pregunté a Teresa, la dueña del local, y me confirmó que aquellos hombres habían estado en Haití y regresaban a España tras haber desempeñado una labor bienhechora y agotadora.  Aquel encuentro fortuito consiguió aliviar la pesadumbre que unos instantes antes me embargaba.  Sentí una súbita e inesperada alegría.

Hurgué en mi memoria y, después, también en Internet y recordé a esta O.N.G.D. tan eficaz y humanitaria.  “Bomberos sin Fronteras” se creó a partir de una idea que tuvo un grupo de profesionales del Cuerpo de Bomberos de Valencia (España), en el año 1993, cuando solicitó en donación un “coche bomba (de agua)”, marca Magirus, que iba a ser desmantelado. 

Una vez que les fue concedido, aquel grupo reparó con esmero el vehículo que pudo realizar su última gran labor.   Recorrió la inmensidad del desierto subsahariano hasta llegar a Burkina Faso, cargado de alimentos, medicinas, material educativo, etc.  Esta primera experiencia superó todas sus expectativas.  El Magirus no sólo cumplió su tarea sino que permitió que aquel colectivo tomara conciencia de la necesidad de proyectar su solidaridad más allá de los límites de la que era y es su acción profesional.   Y de este modo fue como nació esta organización que enseguida convirtió el Magirus en su emblema.    

“Bomberos sin Fronteras” es una O.N.G.D. de solidaridad y apoyo formada por bomberos, tanto voluntarios como profesionales, y colaboradores que comparten los siguientes principios:

Ayudar a las zonas menos favorecidas de nuestro planeta.

Respetar toda creencia religiosa, ideológica o política de dichas zonas, sin tener que someterse a su influencia ya que la organización se declara apolítica y aconfesional.

Aceptar el principio de fraternidad y colaboración entre todos los pueblos, basando su ayuda en criterios objetivos. Su auxilio puede desplegarse a nivel regional, nacional e internacional.

Su ayuda deberá ser solicitada y aceptada por la población de la zona afectada que participará de forma activa en el desarrollo del proyecto.  “Bomberos sin Fronteras” no interferirá en los asuntos socio-políticos locales.  Asimismo respetará la cultura, modo de vida, medio ambiente y tecnología de la zona.

Esta organización es autónoma y no depende de ningún grupo de presión, estado, gobierno, asociación política y/o religiosa, así como de ninguna empresa o sindicato tanto a nivel nacional como internacional.

Nunca facilitará sus servicios con fines bélicos ni actividades que atenten contra el medio ambiente o la dignidad de las personas.

Con carácter anónimo y voluntario, sus miembros no buscan protagonismo ni pretenden obtener beneficios económicos o profesionales. Conocen el riesgo de los proyectos que realizan y se comprometen hasta el final una vez aceptada la misión. Los fondos recaudados por la O.N.G.D. se destinarán exclusivamente para los fines de la misma.

¡SEAMOS SOLIDARIOS!  ¡AYUDEMOS A ESTAS ORGANIZACIONES A  SEGUIR AYUDANDO!  Como siempre me decía mi madre, “Hoy por ti, mañana por mí”.

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