Aída Trujillo

enero 9, 2016

Cabarete, ¡me haces falta!

plano cabareteYo vivía en Cabarete que es un pueblo situado en la provincia de Puerto Plata, famoso internacionalmente por sus campeonatos de surf y otros deportes acuáticos.surf 2

Aunque no los practico, me hace falta ese, mi pueblo adoptivo pues yo nací en la capital.

surf en cabarete
Vivía en una casita con el techo de zinc, próxima al mar, bastante humilde. Allí entraban hasta ratones por el tejado.
Pero a pesar de sus inconvenientes, la verdad es que, ahora que estoy en España, he tomado conciencia de lo agradable que era el residir en aquel lugar, más que nada por su gente.

Las ciudades grandes han perdido el encanto y la solidaridad de los pueblos, algo harto sabido.
Y yo supe ganarme a muchas personas que vivían o iban a trabajar allá. Sobre todo, tenía por vecinos a unas personas a las que considero mi familia. Se trata de los Suriel Fernández.

El padre, al que todos conocen como “Cabo Largo”, siempre fue amable y cariñoso conmigo.
Y la madre, Ana, constantemente estuvo pendiente de mí.

Cuando me fracturé un hombro, ella era la que se ocupaba de ponerme las inyecciones que el médico me recetó. Cuando tuve una afección muy dolorosa, provocada por un disco intervertebral que se me desplazó, ella se encargaba también de atenderme, incluso de aplicarme una pomada para que aliviase mis dolores.
Y no sólo eso, mientras viví allí, cada mañana iba a su colmadito de venta de comestibles, situado en el frente de su casa, y ella me regalaba un café. Si no iba se preocupaba y venía a ver si me ocurría algo.
Todos los días almorzaba en casa de su hija Lila quien, a su vez, cuando no lo hacía o me retrasaba, también mandaba a alguien a buscarme.

Con el resto de la familia siempre tuve una relación de gran afecto. Su hogar era un refugio para mí. Y, cuando el calor apretaba, me sentaba a leer en su galería pues, la casa en donde yo residía, daba la espalda al mar y no entraba ni un ápice de brisa; era calurosa.

Como carecía de Internet y lo necesito para mi trabajo, cada tarde me dirigía al local de otro gran amigo: Zabala. Éste tiene emplazado su negocio enfrente de la playa, en la calle principal de Cabarete, que es la carretera que va a Sosúa.

Propietario del local de Internet y gran amigo, Luis Roberto Zabala

Propietario del local de Internet y gran amigo, Luis Roberto Zabala

Antes pasaba por delante del colmadito a saludar a mis amigos que, aunque algo retirado de dicho local, también se encuentra en la misma calle.

Entre amigas nos ayudábamos a arreglarnos el cabello y las uñas. Por las tardes, en muchas ocasiones, regresaba a casa de Lila para sentarme con ella a conversar, tanto si estaba sola como si estaba acompañada por su hijo y nuera, o por su hermana Ivelisse. Daba igual quien estuviese allí, yo siempre era bienvenida.

Entablé también amistad con otras personas, entre los que se contaban empleados del Supermercado Janet, tales como el Licenciado Gabriel García Almonte, Juan, Jonathan, etc. y otra vecina, Mami, que vivía casi enfrente de ese comercio.

Tanto el Licenciado Gabriel García Almonte como el Sr. Juan Núñez, hemos mantenido nuestra amistad por Internet.

Licenciado Gabriel García Almonte, mi "hijito dominicano"

Licenciado Gabriel García Almonte, mi «hijito dominicano»

Pero a Gabriel yo le llamo «Mi hijito dominicano» y él a mí «Mi mami española».

Cuando le pregunto por su hija Camille, que todavía es un bebé, siempre lo hago diciendo «¿Cómo está Camille de la Richardieu?», que es un personaje del libro «El Conde de Montecristo», y ambos reímos por este hecho. Hasta me la ha llegado a poner al teléfono y, la verdad, es un auténtico placer el escuchar la vocecita de ese angelito dominicano, que es Camille, llamándome «abuelita española», como le indicó su padre.

De hecho, si caminando normalmente hubiese tardado unos 10 minutos para llegar a la oficina de Internet, entre saludos y saludos solía tardar media hora.

Eso aquí no existe. Sales a la calle y te encuentras sola, a menos que hayas planificado una salida con amigos.

 

diciembre 29, 2011

Publicaciones en el periódico El Nacional, Vivir en Cabarete, Puerto Plata, dedicado a Hita Jiménez

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9 Septiembre 2011, 12:36 PM

Vista aérea de Cabarete

Vista aérea de Cabarete

Vivencias cotidianas de allí y aquí

 

Vivir en Cabarete, Puerto Plata, dedicado a HITA JIMÉNEZ

Hita simpática, haciéndome burlas, en mi casa

Hita simpática, haciéndome burlas, en mi casa

Escrito por: Aida Trujillo Ricart (https://aidatrujillo.wordpress.com/)

NOTA IMPORTANTE: ESTA ES UNA ENTRADA ANTIGUA QUE, A PESAR MÍO, NO HE TENIDO TIEMPO DE PUBLICAR EN SU MOMENTO.

No estoy aún ubicada del todo en este nuestro pueblo costero, pequeño y hermoso, aunque me falta muy poco para estarlo, a pesar de llevar aquí sólo un mes.

En general, su gente es agradable, muy acogedora y simpática.

Cabarete es conocido, incluso a nivel internacional, por ser un emplazamiento turístico en donde se realizan diversas actividades y campeonatos deportivos acuáticos:  Surf, Windsurf, Kyte, etcétera.

Este pueblecito se destaca por su abundancia de turismo aventurero y por el que también busca el descanso.

Y es que, además de los deportes marítimos, Cabarete ofrece la posibilidad de efectuar diferentes tipos de excursiones, recorriendo sus campos, tierra adentro:  paseos en bicicleta, equitación, golf o, simplemente, sintiendo el placer de acudir a observar las aves en la laguna que lleva su mismo nombre.

Hita y yo, en pleno campo

Hita y yo, en pleno campo

Localizado a unos 15 minutos al este de Sosúa, en la Costa Norte, provincia de Puerto Plata, está situado entre una bahía y esta laguna, rodeado del precioso paisaje de su campiña y de sus montañas.

Su ambiente es especial:  una colorida y divertida amalgama del folklore y costumbres dominicanas, turismo internacional, deportes, vida nocturna, cierta bohemia y el deleite de bañarse en su playa.

En la misma, encontraremos numerosos restaurantes y bares, que ofrecen comidas y cenas, servidas en mesas dispuestas directamente en la arena o, para quien así lo prefiera, en el interior de los locales.

Sus noches son mágicas, acompañadas, como lo están, de música variada, casi nunca criolla, como ocurre en otros lugares del país, y del susurro de las olas del mar.

Cabarete, por la noche

Cabarete, por la noche

De hecho, existen numerosos locales que nos ofrecen el placer de escuchar Reggae, Jazz, Rock puro y moderno, y también música local, si así lo deseamos. También en plena playa podemos encontrar estos establecimientos.

En el lugar en donde resido, que no es la lujosa construcción, provista de jardín y piscina, que suelen buscar los extranjeros, perviven algunas lindas casitas, sin grandes pretensiones. Su entorno no es suntuoso, ni mucho menos, pero sí limpio y hospitalario.

Las personas se conocen y son familiares o amigos en su gran mayoría.  Este hecho provoca que, generalmente, entre la mayoría de los vecinos, exista algo muy importante: solidaridad.

Hita con su nuera, Raquel, en mi casa

Hita con su nuera, Raquel, en mi casa

He tenido, además, la suerte de que me haya tocado una colindante a la que considero ya amiga, un gran ser humano y que me asiste, desinteresadamente, en todo lo que puede. Vive en una casa al lado de mi edificio y podemos departir desde nuestras respectivas ventanas.

A pesar de no tener pareja, al igual que yo, goza, sin embargo, de la compañía y los quebraderos de cabeza, que le proporciona un sobrinito, menor de dos años, que tiene a su cargo y al que considera y trata como si fuese su propio hijo.

Hita, el niño y yo, en el campo

Hita, el niño y yo, en el campo

Por ello, esta señora tiene muy poco tiempo libre, lo que no impide que, cuando puede, suba a visitarme. Y, si ella no puede, soy yo la que bajo y me siento en su galería, en una cómoda mecedora, a tomar el fresco de la tarde-noche, y conversar.

Hita ordenando a mi perrito, Chilling, que vuelva a casa

Hita ordenando a mi perrito, Chilling, que vuelva a casa

Muchas veces, cuando me siento decaída, esas conversaciones consiguen levantarme el ánimo y, el tiempo, se pasa volando.

Me siento orgullosa dedicándole esta columna pues, hace pocos días, caí enferma y, de no ser por ella, quizás en estos momentos no podría estar escribiendo estas líneas.

En cuanto se percató de que me encontraba muy mal, sin dudarlo ni un solo instante, preparó a su niño y me condujo a una clínica en donde tuve que permanecer interna durante dos días. Hasta que mi hija no llegó, desde la capital, no se movió de mi lado, con bebecito incluido.

Hita Jiménez

Hita Jiménez

Su nombre es Hita Jiménez, es dominicana “de pura cepa”, conoce prácticamente a todos los habitantes del pueblo y me aconseja a quien debo de tener confianza y a quien no.

Hita me ha encauzado, en muchos aspectos, y ha provocado que me carcajee, contándome anécdotas y pronunciando expresiones típicamente criollas que, después de haber yo vivido tantos años fuera, había olvidado.

Vamos a jugar al 2, dos veces...

Vamos a jugar al 2, dos veces...

Para mí, el ser humano, las buenas personas y el cariño son las cosas más importantes de la vida.  Por ello, he preferido mencionarla, antes de resaltar las maravillas de Cabarete.

Aunque la verdad es que, este pueblo de mar, ya ha conseguido enamorarme.

 

 

 

 

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