9 Junio 2011, 11:14 AM
Vivencias cotidianas de allí y aquí
Romería de El Rocío en Almonte (Huelva)
Escrito por: Aida Trujillo Ricart (https://aidatrujillo.wordpress.com/)
La Romería del Rocío es una manifestación religiosa, popular, católica y andaluza en honor de la Virgen del Rocío. Se celebra el fin de semana del Domingo de Pentecostés. La Virgen se encuentra en la ermita que está situada en la aldea de Almonte (Huelva) del mismo nombre.
“El Rocío” atrae alrededor de un centenar de cofradías de las poblaciones cercanas a Cádiz, Huelva y Sevilla.
Los peregrinos atraviesan a pie, o en barca, las marismas del delta del Guadalquivir, para llegar allí, en el límite del Parque Natural de Doñana.
Durante esta celebración, esta aldehuela, de alrededor de 2.000 habitantes, se convierte en la tercera ciudad de España más poblada.
La peregrinación tiene una duración de una semana, contando con el “camino” hacia ella. Allí se unen la pasión, devoción, tradición y diversión.
Este año, el momento culminante del fervor colectivo aconteció en la noche del domingo 12 al lunes 13 de junio.
Es la ocasión en la que, engalanada y adornada con sus collares barrocos, la “Paloma de las Marismas” sale de su santuario y desfila en medio del impaciente gentío.
Sus porteadores tropiezan constantemente, pues el paso siempre está obstaculizado por una marea de admiradores cuya razón, aturdida por la espera y las fiestas que preceden al acontecimiento, se tambalea con las primeras luces del alba.
La memoria popular ha rescatado del olvido, transmitiendo, de generación en generación, la historia que supuso el descubrimiento de la Santa Imagen, en la misma zona que ocupa actualmente su santuario.
No hay dudas sobre la pertenencia de esta imagen a Almonte, aunque se señala la participación e importancia de la villa de Villamanrique en su hallazgo.
Popularmente se describe que, a principios del siglo XV, Gregorio Medina, un cazador de Mures, la actual Villamanrique de la Condesa, tuvo que dirigirse a Las Rocinas, lugar frecuentado por los cazadores. Allí, en un hueco del tronco de un árbol centenario, la encontró y, en un principio, la confundió con una muñeca. Pero era un representación de la Virgen del Rocío que permanecía escondida desde la época de los moros. Medía casi una vara de alto y estaba hollada por las inclemencias del tiempo.
El cazador volvió a Almonte y dio cuenta de su descubrimiento. Entonces, numerosos vecinos se trasladaron al lugar en cuestión y se llevaron la imagen. Como consecuencia, entre los de esa localidad y los de Villamanrique, surgió una disputa que se subsanó siguiendo una costumbre de la época.
Engancharon pues, en unas carretas, dos yuntas de bueyes para que su fuerza, cada uno tirando hacia un lugar opuesto, decidiera el sitio donde se emplazaría la Virgen.
Ambas potencias quedaron igualadas y este hecho se interpretó como una sentencia del deseo de la Virgen de permanecer en el mismo lugar en donde fue hallada. Decidieron, entonces, colocar la talla en el mismo sitio y construyeron una ermita, con la ayuda de las limosnas de los fervorosos.
Esta versión es parte de la historia oral que comparten los pueblos de la comarca.
Devotos de toda Andalucía, España y el mundo entero (existe incluso una Hermandad en Bruselas), acuden a la aldea de El Rocío los días anteriores al lunes de Pentecostés.
Allí se dan, y se daban, cita numerosos personajes famosos, pertenecientes a distintos mundos. Se bebe vino, se come y se bailan sevillanas. Lo que casi no se hace es dormir pues nadie desea perderse ni un minuto de la fiesta.
Durante el resto del año la tranquila localidad, acoge a los visitantes que desean conocer el centro de una pasión que trasciende lo religioso y se convierte, año tras año, en un verdadero acontecimiento social.
Un dato poco conocido es que, el 26 de junio de cada año, se celebra la tradicional “Saca de Yeguas”. Las manadas, compuesta por más de un millar de ejemplares, se trasladan desde las marismas de El Rocío hasta el pueblo de Almonte.
Esta celebración representa una de las peregrinaciones marianas más importantes del mundo y una de las romerías más multitudinarias.
Aunque se dice que «El Rocío es el camino», y doy fe de ello pues lo he recorrido desde Triana (Sevilla), junto a la malograda y querida Carmina Ordóñez, los días “grandes” se sitúan en el fin de semana, prevaleciendo la madrugada del domingo al lunes.
Es entonces cuando la Virgen sale en una procesión que comienza con el espectacular y muy peculiar «salto de la reja».
Este acto termina bien entrado el día y, en él, los fieles se encomiendan a la “Blanca Paloma”, nombre que también tiene asignado esta Virgen, hasta el año siguiente.
Al que recorre el Camino del Rocío por primera vez, se le “bautiza” en el río Quema, aunque esté casi seco y el primerizo se llene de barro. A mí me ocurrió.
La Raya Real es el camino del Rocío más conocido, el más cantado, el más espacioso, y el más simbólico de todos los que nos llevan a las plantas de la “Blanca Paloma”.
La verdad es que la atracción que esta fiesta ejerce sobre la gente es tan grande que, quien va una vez al Rocío, repite con seguridad.