Aída Trujillo

septiembre 4, 2010

Publicaciones en el periódico El Nacional, Sakineh Mohammadi Astiani, La solidaridad como camino a la democracia

1 Septiembre 2010, 11:53 AM

Vivencias cotidianas de allí y aquí

La solidaridad como camino a la democracia Escrito por: Aida Trujillo

Estoy suscrita a la página de Avaaz, una importante organización solidaria.  Considero que debemos ser copartícipes con nuestros semejantes si queremos llegar a una democracia real a nivel mundial.  A través de Avaaz, y de otros medios de comunicación, me entero de las terribles circunstancias que sufre una mujer iraní, Sakineh Mohammadi.  Espero que aún siga viva cuando se publique este artículo.

Hoy quiero solidarizarme para intentar salvar su vida.  Valdría la pena aunque se tratase únicamente de ella, por supuesto.  Pero además, su absolución, representa la salvación de muchas otras personas que se encuentran, o se encontrarán, en su misma precaria situación.  ¡Actuemos!  Una firma en una de tantas peticiones que se están publicando, puede ayudarla en mucho.

Sakineh Mohammadi Ashtiani

Sakineh Mohammadi Ashtiani

Recordemos que nuestro dolor personal se transmite a todos al igual que el de todos forma parte de nuestra energía cotidiana.

Transcribo algunos fragmentos de una carta abierta escrita por Bernard Henri Lévy,

definiendo la situación de Sakineh.  En ella solicita que nos unamos en esta batalla

internacional  para impedir su lapidación.

“Sakineh Mohammadi Ashtiani es esa mujer iraní de 43 años que fue condenada a la lapidación.  Lleva cinco años pudriéndose en la prisión de Tabriz, a la espera de que se ejecute la sentencia.  Y eso por un «crimen» que solo confesó bajo tortura y que consistió, según sus acusadores, en haber mantenido… ¡una relación amorosa extramatrimonial!  La opinión pública internacional, conmocionada por el horror, esperaba la revisión de un veredicto tan inicuo como bárbaro.  Pero, el 9 de agosto pasado, tuvo lugar uno de esos golpes de efecto a los que Irán nos tiene acostumbrados.  El régimen difundió por televisión, en un programa de gran audiencia, las nuevas «confesiones» de Sakineh, que, cubierta con un chador negro que solo dejaba asomar su nariz y uno de sus ojos, con una hoja de papel entre los dedos y una voz en off en farsi, superpuesta a la suya que se expresaba en su lengua materna, el azerí, confesaba un segundo crimen: su supuesta complicidad en el asesinato de su marido.  Está en juego la vida de una mujer y la libertad y dignidad de cientos de ellas.   Se trata del honor de un gran país, dotado de una cultura magnífica e inmemorial, que no puede quedar reducido al rostro ensangrentado, destrozado, de una mujer lapidada.  Piedad, por tanto, para Sakineh.  Piedad para Irán, cuyo pueblo merece algo mejor que esa abominación.

Este es el sentido de un vasto movimiento de solidaridad que se ha puesto en marcha y al que se han sumado dos ex presidentes de Francia, Valéry Giscard d’Estaing y Jacques Chirac, dos grandes líderes de la oposición, Martine Aubry y Ségolène Royal, la Primera Dama de Francia, Carla Bruni Sarkozy y el actual presidente francés, Nicolás Sarkozy.

Prosigamos el combate.  Obtengamos todos juntos la absolución de Sakineh.»

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