3 Febrero 2012, 12:08 P.M.
Vivencias cotidianas de allí y aquí
Escrito por: Aida Trujillo Ricart (https://aidatrujillo.wordpress.com/)
La depresión clínica y alguna de sus variantes
Esta es una enfermedad a la que muchas personas no consideran como tal. Piensan que sólo es necesario hacer un esfuerzo y “animarse”.
Entonces el enfermo se siente solo, pues, tal esfuerzo, le resulta colosal y no indica que esté en proceso de curación, casi nadie le comprende, por lo que procura no comentarlo con quien no la haya padecido. Puede producirse a consecuencia de situaciones dolorosas, la depresión postraumática, o bien, sin existir un motivo aparente, la endógena.
La sensación de sentirse triste, decaído emocional y/o físicamente, perder interés por las cosas de las que disfrutaba antes e, incluso, el abandono de su aspecto y/o higiene personal son algunos de sus síntomas.
Es conveniente tomar conciencia, como hemos citado, que la depresión es una enfermedad como tantas otras, a las que hacemos caso, y no sólo una sensación. Este padecimiento progresa día tras día y afecta no sólo los pensamientos y los sentimientos del enfermo, sino también su salud física.
Quien la sufre no es ni culpable de ello ni tampoco se puede decir que tenga una personalidad débil. Ésta es una tremenda enfermedad clínica, bastante frecuente, y que, en algún momento de su vida, puede afectar a cualquiera, incluso a los animales.
Las estadísticas nos hablan de que perturba a una de cada veinte personas, el doble de mujeres que de hombres.
Aunque pueda parecer mentira, la depresión afecta a uno de cada ocho adolescentes y se calcula que entre el 4% y el 6% de los niños, del mismo modo, la padece.
Suicidio de una adolescente
Si bien en muchas ocasiones no se le da la importancia que tiene, parece ser que, en el mundo, se suicidan cerca de 3.000 personas al día, por causa suya.
En consecuencia, es importante no confundir esta enfermedad con un estado de ánimo pasajero.
Solemos tener la mala y errada costumbre de decir – Hoy estoy deprimido/a… – cuando lo que se está es contrariado o frustrado, nada que ver con estar enfermo/a.
Esta enfermedad, en algunas ocasiones, puede ser provocada por una situación emocionalmente mala, como es la pérdida de un familiar, problemas económicos y/o de trabajo, un divorcio, un aborto, malos tratos, etcétera.
Los problemas económicos afectan a las personas y las familias
Sin embargo, en otras, puede surgir sin motivo aparente, cuando casi todo en la vida del paciente va bien.
La tristeza endógena no se puede modificar de forma voluntaria, a pesar de los esfuerzos del enfermo.
Éste experimenta sentimientos de inhibición y se siente incapaz de enfrentar el futuro. Tiende a desconectarse del medio habitual, le resulta prácticamente imposible realizar cualquier esfuerzo, no tiene esperanzas ni ilusiones, falta de interñes sexual y, asimismo, se siente extraño ante el estado en el que se encuentra sumido.
Inapetecencia sexual
Se origina debido a un desarreglo de los neurotransmisores, que no producen la cantidad necesaria de serotonina y dopamina, debido a un desajuste químico.
Por ejemplo, a los diabéticos les falta insulina, a los que la padecen, les falta serotonina y otros elementos. Cuando se sufre de esta forma de depresión, hay que asumir que se deben tomar medicamentos de por vida.
No existe un dolor más grande y agudo que la muerte de un hijo
Sin embargo, cuando se trata de un estrés postraumático, la cosa cambia.
Éste puede surgir tras uno haber visto, o experimentado, algún trauma, puede brotar a cualquier edad y manifestarse debido a distintas causas: un desastre natural, la pérdida de un ser querido, un atraco, violencia doméstica, encarcelamiento, violación, soledad prolongada, abandono, terrorismo, guerra, y un largo etcétera.
Las personas con cualquiera de los dos trastornos de estrés también pueden tener problemas con:
- El consumo excesivo de alcohol
- El uso excesivo de fármacos y/o drogas
- Problemas de salud conexos
Según los científicos, la auténtica causa de estas perturbaciones mentales, que cambia la respuesta del organismo, afectando peligrosamente los neurotransmisores, aún se desconocen. Es posible que, en ello, puedan intervenir factores psicológicos, genéticos, físicos y/o sociales.
Tampoco se sabe, a ciencia cierta, por qué, en cualquiera de los casos, algunas personas lo padecen y, en cambio, otras no. Pero, el tener antecedentes del mismo, consigue incrementar el riesgo de sufrirlo tras ocurrir algún acontecimiento doloroso posterior.
Los síntomas del postraumático están clasificados en tres categorías principales:
1. El “revivir” constantemente el hecho. El incidente parece estar sucediendo de nuevo, una y otra vez. Los recuerdos son reiterativos y angustiantes, produciendo, en ocasiones, pesadillas relacionadas con el mismo y fuertes reacciones físicas, tales como enfermedades y malestar general, a veces continuo.
2. La “evasión”, que tiene como consecuencia una falsa insensibilidad que lleva a las personas a sentirse como si nada les importase y a no recordar detalles trascendentales del trauma. Muestran falta de interés en sus actividades normales, ya sean personales o profesionales. Evitan contactar con otras personas, lugares o pensamientos que le hagan recordar el hecho y tienen una continua sensación de un futuro incierto.
3. La “excitación”, que dificulta su capacidad para concentrarse y hace que, el sujeto afectado, se sobresalte fácil y exageradamente y esté en estado continuo de alerta. Produce irritabilidad frecuente y/o ataques de ira, dificultades para conciliar el sueño o, en contrapartida, el dormir más de lo normal. Sentimientos de culpa, como es la llamada «culpa del sobreviviente», agitación, mareos, desmayos, palpitaciones cardiacas, enfermedades del aparato digestivo, caída del cabello, dolores de cabeza, etcétera.
Se puede ampliar la posibilidad de un buen pronóstico con:
- Diagnóstico precoz
- Tratamiento oportuno
- Apoyo social y familiar fuerte
Es imprescindible buscar ayuda de inmediato cuando:
- Uno se siente abrumado.
- Tiene pensamientos de hacerse daño a si mismo, o de suicidarse
- Piensa, de forma reiterativa, en querer dañar a otra/s persona/s
- Es incapaz de controlar su comportamiento
- Siente constantemente un miedo irrazonable
- Tiene continuos sentimientos angustiosos y/o pesimistas
Los expertos en esta materia aseguran que no existen exámenes que puedan diagnosticar esta penosa enfermedad. La calificación se hace basándose en ciertos síntomas.
La OMS, Organización Mundial de la Salud, prevé que, este mal, en menos de diez años, se convertirá en una causa de discapacidad que superará los accidentes cerebro vasculares, los de tránsito y/o las enfermedades pulmonares y cardiacas.
También estima que existen entre 120 y 200 millones de personas en el mundo que padecen esta enfermedad, lo cual representa aproximadamente el 3% de la población mundial.
El tratamiento químico puede ayudar a prevenir el progreso de la depresión.
El amor, el afecto sano y sincero va de la mano de la compasión y la solidaridad.
El apoyo afectivo y la comprensión son condiciones “sine qua non” para su cura.
¡Seamos amorosos, comprensivos y solidarios!