6 Julio 2012, 11:12 AM
Vivencias cotidianas de allí y aqui
Escrito por: Aida Trujillo Ricart (https://aidatrujillo.wordpress.com/)
Anoche, 1 de julio, Madrid volvió a sonreír
Hace un par de semanas escribí sobre la tristeza que percibí en Madrid desde que, a finales de febrero, llegué a esta hermosa ciudad.
Sin embargo hoy, 2 de julio, siento, me apetece mucho expresar el jolgorio que se produjo en ella y en el resto de España, por haber ganado anoche la Eurocopa de Fútbol, venciendo a un gran equipo, el italiano.
El evento se produjo en la ciudad de Kiev y yo, que no soy “futbolera” en absoluto, también me emocioné viéndolo por televisión en casa de una querida amiga, Roxana Dipré, quien me ha brindado su entrañable hospitalidad desde hace unos días.
La victoria, con un resultado de 4-0, a favor de España, fue apoteósica, merecida, y realmente increíble. Ya, cuando terminó la primera parte del partido, España había logrado marcar dos goles.
Ambas, Roxana y yo, estábamos contentas, como es lógico. Pero siempre existe cierto temor a que los jugadores, enaltecidos por su todavía no completado éxito, se relajen y “bajen la guardia”. No sería la primera vez que esto ocurre.
Sorprendentemente, los acontecimientos no se desarrollaron así. Después de los 15 minutos de pausa, entre la primera y la segunda parte, vimos como el equipo español salió al campo con más ganas y sin signos de cansancio ni de dejadez. Al principio, mi amiga y yo, nos conformábamos con que los jugadores se limitasen a “entretener” a sus contrincantes, cansándoles pero sin dejarles marcar ni un solo gol.
Y eso fue, a nuestro humilde y nada técnico modo de ver, lo que nos pareció que estaban haciendo. De pronto Roxana exclamó – ¡Nuestro equipo tiene que marcar una vez más! ¡Así “coronará” su triunfo de una manera mucho más contundente! – Dicho esto, las dos empezamos a “jalearles” desde casa, como si hubiesen podido escucharnos y, ¡milagro!, eso fue lo que ocurrió, tras haber transcurrido un lapso no demasiado extenso.
Las dos nos pusimos a gritar, como locas, de alegría. Ya el equipo italiano lo tenía muy difícil, aunque no imposible, como ocurre en algunas ocasiones, el salir triunfante o, por lo menos, empatar.
Pero, cuando España marcó su cuarto gol, el júbilo y la exaltación fueron tan grandiosos que llegaron a invadir, de forma casi física, su dormitorio, desde donde nos encontrábamos contemplando el espectáculo.
Debo exponer que, ninguna de las dos, hemos nacido aquí, en España. Ambas somos dominicanas pero, asimismo, ambas amamos a este país en donde tantos años, tantas vivencias nuestras, han transcurrido.
Sí, señores, España ganó la Eurocopa anoche, el primer día del séptimo mes del año. Pero, según mi punto de vista, ganó mucho más que eso.
Desde el balconcito de su casa, Roxana y yo pudimos contemplar como la ciudad recuperaba una gran parte de su perdida alegría de siempre. Fue realmente emotivo ver desfilar a jóvenes, y no tan jóvenes, enarbolando sus banderas y cantando o vociferando – ¡Campeones, campeones!-
Esta mañana se respira un aire diferente en Madrid. Ahora le toca al país, con las fuerzas renovadas, meterle varios goles y vencer a la crisis económica. ¡Ánimo España! ¡En peores circunstancias te has visto y, si no pierdes tu peculiar alegría, estoy segura de que saldrás triunfadora!