Berthold Brecht, escritor alemán, I parte
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.” Esta es una de tantas frases escritas por él y que se hizo famosa mediante una canción del célebre Silvio Rodríguez.
Eugen Berthold Friedrich Brecht nació en Augsburg en el 1898 y fue uno de los dramaturgos más destacados y transformadores del siglo XX, además de uno de los líricos más prestigiosos. Aparte de estos dos aspectos, hay que enfatizar su prosa breve de carácter didáctico y dialéctico. La base de toda su producción es una crítica a la forma de vida, la ideología y la concepción artística de la burguesía, poniendo de relieve al mismo tiempo la necesidad humana de felicidad como base para la existencia.
En el año 1917, en Múnich, inició sus estudios de Literatura y Filosofía y posteriormente los de Medicina. Durante la I Primera Guerra Mundial comenzó a publicar sus obras.
Desde 1920 trabajó como dramaturgo y director de teatro. Conoció a Wedekind, K. Valentin y Feuchtwanger, con quienes mantuvo siempre un gran contacto. En 1924 se trasladó a Berlín. Allí trabajó a las órdenes de Max Reinhardt en el Deutsches Theater. También colaboró en colectivos junto con Elisabeth Hauptmann, Erwin Piscator, y otros célebres actores. Trabó amistad con el pintor Georg Grosz.
En el 1926 emprendió una dedicación intensa al marxismo estableciendo un estrecho contacto con Karl Korsch y Walter Benjamin.
Su Opera Dreigroschenoper obtuvo en 1928 el mayor éxito conocido en la República de Weimar. Fue en ese mismo año cuando se casó con la actriz Helene Weigel.
Para el 1930 comenzó a tener más contactos con el Partido Comunista Alemán. El 28 de febrero de 1933, un día después de la quema del Parlamento, Brecht se exilió. Tras una corta estadía en Austria, Suiza y Francia, se estableció en Svendborg, (Dinamarca) con su mujer y dos colaboradoras, Margarethe Steffin y Ruth Berlau.
Viajó a Moscú, Nueva York y París, en 1935, para intervenir en el Congreso de Escritores Antifascistas, hecho que causó una fuerte polémica. En 1939, temiendo la ocupación alemana, se marchó a Suecia y ya en el 1940, se trasladó a Finlandia. Pero tuvo que escapar cuando arribaron los nazis.
Para el año 1941, a través de la Unión Soviética, viajó a Santa Mónica, (Estados Unidos). Allí permaneció seis años, viviendo de la creación de guiones para el cine. En 1947 se llevó a la pantalla Galileo Galilei, que obtuvo poco éxito. Tras el estreno de esta película, el Comité de Actividades Antinorteamericanas le consideró sospechoso y en el 1948 tuvo que marchar a Berlín Este donde organizó el Deutsches Theater y más tarde el Theater am Schiffbauerdamm.
En Berlín, en 1949 y junto a su esposa, fundó el afamado Berliner Ensemble, dedicándose exclusivamente al teatro.
Siempre observó con escepticismo el proceso de restauración política de la República Federal. Pero tuvo asimismo graves conflictos con el sistema político de la República Democrática.
II parte
Berthold Brecht, escritor alemán, II parte
Después de ser sometido a un intenso interrogatorio, tuvo que abandonar los EE.UU, como he mencionado, por ser considerado “sospechoso”.
Viajó a Zúrich a través de París, en donde pasó un año, ya que Suiza era el único país en donde entonces pudo asentarse.
En el 1949 se trasladó, con la ayuda de un pasaporte checo, a Berlín Este. Vivió en la ahora llamada “Casa de Brecht”, en Weissensee.
Allí se convirtió en el Director General del “Deutsches Theater”. Entonces se comprometió elocuentemente con el teatro y participó en algunas actuaciones en capitales europeas.
Pero esto le causó grandes tiranteces con el SED (Sozialistische Einheitspartei Deutschlands: Partido Socialista Unificado de Alemania) así como con representantes de la burocracia cultural y del teatro.
Le fue vedada la entrada a Alemania Occidental (RFA) ya que las autoridades de la postguerra se la negaron. Mas, tres años después, obtuvo la nacionalidad austriaca.
Algunas obras suyas fueron rechazadas. Pongo por ejemplo a “Santa Juana de los Mataderos” y a la película “Kuhle Wampe”.
Berthold siempre entendió la filosofía como una doctrina del buen comportamiento. Sus textos quieren provocar asombro, reflexión y cambios de actitud.
Para intentar lograrlo, Brecht utilizó el célebre «efecto de distanciamiento» («Verfremdungseffekt»). Este no debería ser interpretadp únicamente como una técnica estética, sino como una medida social.
Su dramatismo más radical se ve reflejado en “Lindberghflug” (1929), “Das Badener Lehrstück und der Neinsager” (1930), “Die Maßnahme,”(1930), “Die Ausnahme und die Regel” (1930) y “Die Horatier und die Kuratier” (1934).
Coartado por su situación social, tras el 1945 trabajó sólo en obras de carácter didáctico y dejó de lado sus primeros experimentos. Quizás este hecho fue lo que le convirtió en un clásico hasta tal punto que, tanto el teatro actual (en las antiguas RDA y RFA) no se concebiría sin su obra.
En mayo del año 1956 Berthold Brecht tuvo que ser ingresado en el hospital “Charité” de Berlín, acosado por una fuerte gripe. Falleció el 14 de agosto de ese mismo año en Berlín a causa de un ataque al corazón.
No transcurrió mucho tiempo hasta que en el quincuagésimo aniversario de su muerte, el diario alemán de Berlín, “Tagesspiegel” publicó unas grabaciones completas del discurso dado el primero de septiembre de 1956 por Erik Mielke, Director de la Stasi (policía secreta de la RDA).
En él Mielke ratificó que Berthold “deseaba forjar una denuncia contra un dirigente de la Staatssicherheit”. Y, tras una significativa pausa, añadió: “Después Brecht murió de un infarto”.
Así es que la hipótesis respaldada por esta declaración es que Berthold Brecht recibió un “tratamiento mortal deliberado” a la dolencia coronaria que arrastraba desde hacía tiempo.
Pero, para quien no conozca su faceta romántica, tengo el placer de transcribir una de sus frases poéticas que siguen emocionándome:
“Quiero ir con aquel a quien amo.
No quiero calcular lo que cuesta.
No quiero averiguar si es bueno.
No quiero saber si me ama.
Quiero ir con aquél a quien amo.”