Vivencias cotidianas de allí y aquí
Escrito por: Aida Trujillo ( https://aidatrujillo.wordpress.com/)
Trigésimo aniversario del intento de golpe de Estado en España, III parte
Concluyo esta breve narración sobre el intento de golpe de estado en España, el 23 de febrero de 1981. De lo contrario, podría eternizarme ya que muchos fueron los relevantes personajes que formaron parte del abortado complot.
Jaime Milans del Bosch (8 de junio de 1915 – 26 de julio de 1997) perteneció a una familia noble de tradición castrense. Llegó a ser Teniente General y, después, al mando de la sede de Valencia, en 1977, ostentó el rango de Capitán General de la III Región Militar. Allí mantuvo una relación meramente institucional con los políticos locales.
Posteriormente, tras su participación en el 23-F, fue condenado a 30 años de prisión. En junio del 1982, asimismo, fue expulsado del ejército.
Se incorporó a la ofensiva sin reservas, realizando importantes e ilegales agresiones. Poco después de la ocupación del Congreso de los Diputados, sacó carros de combate en Valencia y redactó un bando decretando el estado de excepción. Los tanques circularon por las principales vías de la ciudad y se mantuvieron apuntando a los más significativos edificios gubernamentales. No obstante, Milans del Bosch fracasó en su obstinada pretensión de que la totalidad del ejército se sumase a la intentona golpista.
Tras el mensaje televisivo de Juan Carlos I, los militares que aún no se habían definido, optaron por permanecer en la legitimidad. A pesar de la falta de apoyo, Milans se negó a deponer las armas y no se entregó hasta las 5 de la mañana del día 24.
Sin embargo, aunque también estuvo involucrado en la conspiración golpista de octubre de 1982, apenas ocho años después de su encarcelamiento, fue indultado, debido a su avanzada edad. Tras ser libertado, declaró su no arrepentimiento por su participación en el 23-F y se instaló en su Madrid natal, en donde falleció en el 1997. Sus restos fueron inhumados en el Alcázar de Toledo, de acuerdo a sus deseos.
Otro militar fuertemente implicado, Alfonso Armada (Madrid, 12 de febrero de 1920), había ocupado el puesto de Secretario General de la Casa Real durante diecisiete años. Pero fue en su intervención en el 23-F en donde alcanzó gran notoriedad. En el 1983, el Tribunal Supremo le condenó a 30 años de cárcel en la prisión de Alcalá Meco aunque, en diciembre de 1988, fue indultado, alegando razones de salud y expresando que estaba dispuesto, al contrario que Milans, a acatar las leyes de la Constitución. Hoy en día ostenta el título de Marqués de Santa Cruz de Rivadulla, provincia de A Coruña, en donde reside, en un “pazo” de su propiedad.
Su trayectoria militar se vio truncada el día del fallido golpe de estado. Muchos apuntan que, sobre Armada, habría recaído la Presidencia del Gobierno, de haber tenido éxito el estacazo a la democracia. Aunque no se sabe con seguridad, se cree que él fue el llamado «elefante blanco». Algunos analistas consideran, no obstante, que éste era un mero símbolo del ejército, esperado por los golpistas.
Se descubrió su implicación en el 23-F cuando Armada se ofreció al Jefe del Estado Mayor del Ejército, General Gabeiras, para personificarse en el Congreso.
Deseaba proponer a Tejero su ofrecimiento para presidir un gobierno cívico-militar. Pero éste se negó categóricamente a que se incorporasen políticos civiles o comunistas en el gobierno y se afirma que aquella negativa fue el inicio del fin del golpe.
Al día siguiente, una gran pancarta en donde rezaban las palabras “Por la libertad, la Democracia y la Constitución”, precedió la marcha de más de un millón y medio de personas. Aquella manifestación en Madrid fue una de las más multitudinarias de la historia de España.