Aída Trujillo

junio 2, 2011

Publicación realizada por Monseñor Ramón Benito De la Rosa y Carpio a Listín Diario, en el 50 aniversario de la muerte de Rafael Leonidas Trujillo Molina, y mi respuesta

                    Puntos de vista 29 Mayo 2011, 10:46 PM

Rafael Leonidas Trujillo Molina

Rafael Leonidas Trujillo Molina

UN MOMENTO

Fin de una era

Monseñor Ramón Benito De la Rosa y Carpio

Monseñor Ramón Benito De la Rosa y Carpio

Mons. Ramón Benito De la Rosa y Carpio

Estudiaba en el seminario, en el año 1961, 21 años de mi existencia, y cuando supimos la noticia de la muerte de Trujillo hicimos fiesta en el seminario. 50 años después, los dominicanos celebran el fin de la Era de Trujillo.

El coche en donde Trujillo fue acribillado

El coche en donde Trujillo fue acribillado

Palacio Nacional de Santo Domingo

Palacio Nacional de Santo Domingo

Sin lugar a dudas, y como acontece con todos los gobernantes de la tierra, nos quedan cosas positivas de Trujillo: ahí está el Palacio Nacional, para poner un simple ejemplo, pero sin lugar a dudas que la Era de Trujillo nos trajo muchos males, no aprendimos a ser democráticos, a vivir en libertad, y todavía pienso que una de las consecuencias que nos dejó Trujillo es esta violencia, esta criminalidad que estamos viviendo actualmente, porque no aprendimos a respetar las leyes libremente, sino porque estábamos obligados en esa época, y porque vivíamos con orden obligados.

Ahora que vivimos en libertad sabemos la importancia de la democracia. Las dictaduras, aunque dejen bienes, hacen también mucho daño.

Ojalá no volvamos atrás y ojalá podamos seguir superando los daños que nos dejó la Era de Trujillo.

Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.

MI RESPUESTA AL LISTÍN DIARIO, ENVIADA EL 2 DE JUNIO DE 2011

(ESPERO QUE SE PUBLIQUE)

Estimado Sr. Franjul:

Me dirijo a usted para responder a un artículo que escribió, en su distinguido diario, nada menos que un sacerdote, en este caso, Monseñor Ramón Benito De la Rosa y Carpio.  No tengo el gusto de conocerle pero sé que es muy querido en nuestro país y que, por lo que he leído, su trayectoria ha sido intachable.

Monseñor De la Rosa y Carpio

Monseñor De la Rosa y Carpio

No quisiera, con esta misiva, herir a ningún creyente ni a nadie.  Si le escribo es porque me sorprendió que, un representante de Jesucristo, fuesen las que fuesen sus ideas político-sociales, afirme, sin ningún pudor (sic):  “Estudiaba en el seminario, en el año 1961, 21 años de mi existencia, y cuando supimos la noticia de la muerte de Trujillo hicimos fiesta en el seminario.”

¿Desde cuando un auténtico católico celebra la muerte de un ser humano?  ¿No nos manda, el V Mandamiento de la Ley de Dios, “No matarás”?  Que yo sepa, no existen excepciones a dicho mandato.  Quizás él, sí lo sepa.

Usted ya conoce sobradamente cual es mi idea sobre las dictaduras pues la he comentado, públicamente, en muchas ocasiones.  Pero, como creo en el fundador de la Iglesia, Jesús de Nazareth, me extrañó y decepcionó su escrito.

Jesús siendo apresado en el Huerto de Getsemaní

Jesús siendo apresado en el Huerto de Getsemaní

Como Monseñor sabe, mejor que usted y que yo, que cuando fueron a prender a Nuestro Señor, ocurrió lo que he copiado de los Evangelios:

“Viendo, pues, los que con Él estaban, lo que ocurría, le preguntaron: «Señor: ¿herimos a cuchillo?» Y sin esperar respuesta, uno de ellos, Simón Pedro, con su brío acostumbrado, desenvainó la espada, e hirió a un siervo del príncipe de los sacerdotes, cuyo nombre era Malco, seccionándole la oreja derecha.

«–¡Basta! –exclamó Jesús. Y, dirigiéndose a Pedro,dijo–: Vuelve tu espada a la vaina, porque todos los que se sirven de la espada, a espada morirán. O ¿piensas que no puedo orar a mi Padre, y me daría ahora más de doce legiones de ángeles? Pero, el cáliz que me dio mi Padre ¿no lo he de beber? Y ¿cómo se cumplirán las Escrituras, según las cuales conviene que así suceda?»

No quiso el Señor que sus enemigos tuvieran que echarle en cara el daño causado a un pobre hombre por sus discípulos; «y tocando la oreja del siervo, le sanó».”

Pintura obra de Francisco de Zurbarán

Pintura obra de Francisco de Zurbarán

No conozco ninguna historia en la que Jesús celebrase el fallecimiento de nadie.  Si Monseñor la conoce, me gustaría que nos la contase.  Otra cosa es sentir alivio por haberse librado de cualquier tipo de dictadura o imposición injusta.

También quiero recordarle, pues por su forma de expresarse parece haberlo olvidado, lo que fue la tristemente famosa “Santa Inquisición”, que de santa no tenía nada.  Tenía pensado hablar de ello en mi columna semanal en El Nacional, curiosamente.  He recabado, pues, bastante información que iré publicando por capítulos, pues la historia es muy larga, muy extensa y… ¡terrible!

Este tribunal eclesiástico fue establecido, como sabemos, para inquirir y castigar los delitos contra la fe. Sus orígenes se encuentran en la persecución de las herejías populares del siglo XII.

Desde sus comienzos hasta su total finalización, acontecieron millones de barbaridades, crímenes y refinadamente rebuscadas torturas pues, al parecer, no fue abolida definitivamente hasta el año 1834.  Muchos siglos dan para mucho.

Instrumentos de tortura de la Santa Inquisición

Instrumentos de tortura de la Santa Inquisición

Tomás de Torquemada

Tomás de Torquemada

Reina Isabel La Católica

Reina Isabel La Católica

Pero, lo que no he encontrado, por más que he investigado, es que la Iglesia celebrase su abolición, ni tampoco el fallecimiento del también tristemente famoso Tomás de Torquemada, el primer gran Inquisidor de España, en el siglo XV, y confesor de la Reina Isabel la Católica.

Quiero recordarle también que, en la época en la que su vocación le llamó a convertirse en sacerdote, Trujillo firmó el Concordato con la Iglesia (año 1954), cuyo Papa era entonces, Pío XII.  Éste bendijo el armamento de Hitler y la Iglesia gobernaba, junto a su dictador, Francisco Franco, en España.

Pío XII junto a Hitler

Pío XII junto a Hitler

Si me equivoco, también le ruego a Monseñor que me lo haga saber, para poder informar bien a mis lectores.  Pero lo de España lo he vivido y sufrido en carne propia y, lo de la unión de Trujillo con la Iglesia, también.

Francisco Franco bajo un palio

Francisco Franco bajo un palio

Estuve presente en ese viaje, aunque aún no había cumplido los dos años de edad, pues fui bautizada por Franco y su señora, Dª Carmen, antes de viajar a Roma.  Mi madre, que era muy católica, conservaba un pergamino con la imagen de Pío XII, en el que bendecía a Trujillo y a su familia.  Al fallecer ella, lo destruí, por la rabia que me producía ver tanta hipocresía.  Ahora me arrepiento de ello pues era un documento bastante valioso.

Los libros, a partir del siglo XVI, debían tener, antes del texto y después de la portada, una serie de páginas, denominadas preliminares, que le daban legalidad a la obra para poder ser leída, comprada y distribuida en el reino español.

Los libros, a partir del siglo XVI, debían tener, antes del texto y después de la portada, una serie de páginas, denominadas preliminares, que le daban legalidad a la obra para poder ser leída, comprada y distribuida en el reino español.

Trujillo junto al Papa Pío XII

Trujillo junto al Papa Pío XII

Monseñor prosigue, en el arriba mencionado artículo (sic): “Ahora que vivimos en libertad sabemos la importancia de la democracia. Las dictaduras, aunque dejen bienes, hacen también mucho daño.  Ojala no volvamos atrás y ojala podamos seguir superando los daños que nos dejó la Era de Trujillo”.

Hace cincuenta años que se supone que se supone que vivimos en democracia.  Que no se me malinterprete.  He afirmado, y sigo haciéndolo, que no creo en dictaduras, ni de derechas ni de izquierdas.  Pero tampoco creo en las religiosas, que pueden llegar a ser aún peores.

Juan Pablo II junto a Fidel Castro

Juan Pablo II junto a Fidel Castro

Juan Pablo II junto a Pinochet

Juan Pablo II junto a Pinochet

Pío XII junto a Mussolini

Pío XII junto a Mussolini

Imagino que en el 1884, cincuenta años después de ser abolida definitivamente la Inquisición, muchísimas personas pensarían lo mismo que Monseñor.  “Ahora que vivimos en libertad, que no nos van a mandar a la hoguera por cualquier cosa (una herejía era fumar tabaco, por ejemplo), que no nos van a torturar por no pensar como ellos quieren, sabemos la importancia que esa abolición tiene. Ojala nunca volvamos atrás y podamos superar los múltiples daños causados por ese malévolo tribunal eclesiástico.”

Señor Franjul, le agradezco su atención y le mando un cordial saludo,

Aída Trujillo Ricart

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