«Recuerda que, cada tic tac, es un segundo de la vida que pasa y que no se repite, hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que solo es el problema de saberla vivir. Que cada uno la resuelva como pueda».
Frida Kahlo.
Su relación con la política de izquierdas comenzó antes de conocer a Diego Rivera, al entrar en la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México.
Allí, la incipiente artista se unió a un grupo llamado “Los Cachucas”, apodo que se les asignó, a sus miembros, debido a las gorras que portaban. Este conjunto de personas, casi todas jóvenes, seguía una ideología socialista-nacionalista.
Alejandro Gómez Arias, estudiante de derecho y periodista, era su líder, además de ser novio de Frida, en la época.
Fue, junto a él, que la pintora sufrió su espeluznante y terrible accidente, el cual hemos mencionado en la primera parte de este relato.
Ambos accedieron al autobús que los transportaba desde la escuela a sus casas. Cerca del Paseo de la Reforma, el vehículo fue embestido por un tranvía y, la colisión provocó que varias personas perdiesen la vida. Frida sufrió múltiples y gravísimas heridas y los médicos dudaron que, la joven, pudiese sobrevivir.
En aquellos tiempos, la medicina la atormentó, practicándole numerosas, e inservibles, intervenciones quirúrgicas, como hemos señalado.
También, los médicos, la sometieron a la tortura de tener que llevar, noche y día, corsés de distintos tipos y a soportar mecanismos de estiramiento de la columna vertebral. Es muy posible que ese tipo de terapia incluso agravase su estado.
Durante la convalecencia, ya en 1926, la artista pintó el primer autorretrato de una larga serie en la cual expresaría sus sentimientos y sus emociones.
Con sus padres la joven tuvo suerte pues, como hemos mencionado también, anteriormente, a los 6 años enfermó de poliomielitis y sufrió alguna de sus secuelas: una disimetría, lo que significa el tener una pierna más corta y, la otra, se le atrofió.
Aquel hecho siempre la acomplejó y su padre, al percatarse de ello, tomó cartas en el asunto. Puso gran empeñó en que realizara ejercicios de fisioterapia que le permitirían recuperar su movilidad. Sin embargo, a pesar de sus grandes esfuerzos, su pierna y su pie permanecieron deformados y con una gran limitación de movimiento.
La mayoría de sus pinturas, Frida las realizó estando “estirada” y acostada en su lecho. Sus compungidos progenitores mandaron a construirle un caballete específico que le permitía apoyarse en su cama y que sostenía los lienzos en los que ella pintaba.
Además, también le instalaron un espejo bajo el dosel de la misma, lo que permitió que la joven pudiese contemplarse, convirtiéndose, así, en su propia modelo.
En aquel mismo período, en México, apareció un movimiento artístico que insistía en la importancia de dejar atrás las formas artísticas europeas. Su objetivo era crear un nuevo estilo independiente, basado en las raíces y el folklore de la cultura mexicana, algo que benefició, en mucho, al país, en ese sentido.
A finales del 1927, principios del 1928, Frida, que se había ido recuperando de su aparatoso accidente, se unió a este grupo de nuevos artistas. Se reencontró con sus antiguos compañeros de escuela, muchos de los cuales seguían siendo políticamente activos.
Gracias a una amiga íntima, que la introdujo en los ambientes artísticos de su tierra natal, donde se encontraban, entre otros, la conocida fotógrafa, artista y comunista Tina Modotti y el pintor Diego Rivera, pudo establecer contacto con los mismos.
Frida, que era una mujer con una grande y fuerte personalidad, muy independiente, rebelde y liberal, apasionada y sensual, se sentía orgullosa de ser mexicana y de las tradiciones culturales de su país.
Por ello, se unió a ese grupo que las defendía y se enfrentó a las costumbres impuestas por los estadounidenses, apoyándose en su característico sentido del humor.
A Frida, le encantaba mezclarse con las multitudes, bailar, coquetear y seducir. Empero muchas veces se sentía míseramente sola y suplicaba a sus amigos y amantes que la visitaran y que no se olvidasen de ella.
Tenía un colosal y sagaz sentido de “humor negro”, además de una gran destreza para la inventiva y la alegoría.
En 1928 Frida se unió al partido político de sus antiguos y nuevos compañeros.
Por entonces, Diego Rivera era miembro del Partido Comunista Mexicano pero, en el año 1929, fue expulsado del mismo por sus opiniones acerca y en contra del “estalinismo”.
Aída Trujillo Ricart https://aidatrujillo.wordpress.com/