Aída Trujillo

junio 17, 2010

Publicaciones en el periódico El Nacional de República Dominicana, Carnavales

6 Febrero 2010, 11:49 AM

Vivencias cotidianas de allí y aquí

Escrito por: Aida Trujillo

Los titulares y noticias de los periódicos más importantes, por desgracia y en su mayoría, suelen ser desalentadores.  Pero la vida sigue…

Acaban de empezar, o comenzarán pronto, las fiestas de los carnavales en algunas partes del mundo. Entre ellas, en nuestro país y en varias regiones españolas.

Según algunos historiadores, los orígenes de estas celebraciones se remontan hasta hace unos 5000 años, en el tiempo de los egipcios y los sumerios.

Pero se dice que las fiestas que más pueden haber influido en la leyenda carnavalesca sean las de la época de esplendor del Imperio Romano.  En honor de Baco, el dios del vino, durante varios días la gente compartía hasta con los esclavos.  Eso era algo que sólo ocurría durante el Carnaval.

A pesar de que fue típico en la antigua Europa cristiana, está basado en vetustas tradiciones paganas.  La raíz latina de la palabra Carnaval proviene de “carnelevarium”.  Hay varias opiniones sobre el significado etimológico de este vocablo.  Parece ser que el más común se refiere al hecho de abstenerse de comer carne.

Pero también algunos aseguran que procede de una palabra posterior.   Utilizada por los italianos, “Carnevale”  viene a significar “época en la que sí se puede comer carne”.

Ya en el siglo XX aparecen rumores sobre el nacimiento del Carnaval, atribuyéndolo  a una fiesta en la que todo estaba permitido y en donde se ofrecía carne al Dios Baal (Carna-Baal).

El dios Baal

El dios Baal

Durante la Edad Media a pesar de estar el cristianismo muy arraigado, este festejo tuvo gran auge.   Se celebraba con juegos, bailes, diversiones y exagerados banquetes. Aquella era una manera de prepararse para la abstinencia, con el cuerpo bien fortalecido, antes de los días de ayuno que se aproximaban.

En España, durante el reinado de los Reyes Católicos, era tradicional el disfrazarse en esos determinados días y gastar bromas en algunos lugares públicos.  Y fue con la llegada de los europeos a América en el siglo XV cuando se introdujo en el Nuevo Continente.

Más tarde, en 1523, Carlos I dictó una ley prohibiendo máscaras y enmascarados. Su hijo, Felipe II, siguió sus pasos.  Sin embargo, Felipe IV de España (1605-1665) restauró su esplendor.

Hoy en día, el Carnaval se celebra a lo largo y ancho de España.  Las festividades más famosas en localidades como Sitges, Cádiz o Tenerife, siendo las dos últimas de interés internacional.  En otros países estas espectaculares fiestas también atraen tanto al turista como al nativo.

El Carnaval de Río de Janeiro es uno de los más importantes.  No hay que olvidar el de Oruro en Bolivia, el de Corrientes en Argentina, ni el de nuestro país, con sus distintas expresiones, desde el Vegano hasta el de Santo Domingo.

La forma de celebrar estas fiestas es muy similar en los distintos lugares del mundo.  Desfiles de carrozas, comparsas, máscaras representando a distintos personajes reales o imaginarios, etc.  Se dice que el antifaz moderno es un vestigio de las fiestas de Baco y Cibeles.

Menos conocidas en occidente, son las celebraciones que, de forma fastuosa, se hacen en países como es, por ejemplo, China.  No se sabe de forma exacta como surgió la “Fiesta de los Faroles”, que es como la llaman allí.  Pero se cree que existe desde la dinastía Han (206 A.C.-220 D.C.).  Y así, sucesivamente, en muchos lugares del mundo…

Nuestro planeta está lleno de problemas, catástrofes y desgracias.  Por suerte, el ser humano, siempre que puede, intenta olvidarlos y se refugia en celebrar sus tradiciones.

La vida es un viaje solitario.  No sabemos en qué momento se nos va a escapar ni cuando nos puede ocurrir alguna adversidad.  Festejemos, pues, cada uno de sus minutos.  Pero no olvidemos nunca ser SOLIDARIOS con los que, por sus circunstancias, no pueden hacerlo.

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