Aída Trujillo

octubre 7, 2012

Publicaciones en el periódico El Nacional, Un poco del refranero: «El que calla otorga»

29 Julio 2010, 11:32 AM

 

Vivencias cotidianas de allí y aquí

Escrito por: Aída Trujillo Ricart (http://www.aidatrujillo.wordpress.com/)

 

Un poco del refranero:

  “El que calla otorga”

 

No siempre el que calla otorga, como reza  el refrán.  A veces, simplemente ignora…  No se da por aludido o no quiere entrar en una guerra sin sentido.

Muchas veces, lo que popularmente se interpreta como “otorgar”, es simplemente no sentir la necesidad de defenderse.

A uno poco le importa lo que el acusador piense y haga pensar a otros.  Sobre todo cuando la sentencia del susodicho acusador a uno no le interesa.

Ni tampoco le importa la de los que deciden juzgarle del mismo modo y aceptan su afirmación, sin molestarse en averiguar la verdad.

Cuando ocurre algo así, simplemente el asunto no tiene, o no debería tener, ninguna trascendencia para uno.

Puede doler en un principio, claro, porque es posible que la situación le coja a uno por sorpresa y se da cuenta, súbitamente, de que se había equivocado con la/s persona/s que intenta/an provocar una situación cuyo fin es que uno se sienta culpable.

Esta es una de tantas técnicas, conscientes o inconscientes, para manipular. Esto no lo digo yo, lo afirman los profesionales.

Sin embargo, si uno se esfuerza en superarse a sí mismo, siendo consecuente con lo que realmente cree, puede superar esa desagradable situación.  Es, entonces, cuando uno decide callar, no intenta justificarse y la deja pasar.

Como a uno no le interesa lo que opine esa persona, en absoluto, tampoco tiene el mínimo interés en tomar represalias contra la misma.  Eso sería una forma de demostrar que está herido y que necesita vengarse para intentar sanar su herida.

Eso podría ser una demostración, asimismo, de que no cree en lo que defiende, siempre en silencio.

Pero, cuando no es así, simplemente calla.

No hay que confundir estos términos con un falso orgullo, con una soberbia cegadora que no nos deje abrirnos a otras formas de pensar.

Pero creo que es muy importante el ser consecuentes con nuestras ideas, sabiendo que nunca será posible que todos las compartan.

Es harto sabido que, cuando se intenta complacer a todos los demás, todo el tiempo, se termina fracasando. Eso es algo demostrado y prácticamente imposible.

Suele ocurrir que, cuando uno actúa de ese modo, la persona que intentaba falsear algo, vendando sus ojos a la realidad, se sienta  frustrada al no recibir respuesta a su acusación.

También es muy posible que esa persona vuelva a arremeter en contra de uno, con la intención de aprovecharse de una posible debilidad momentánea, o de la “de toda la vida”, que la convenza de lo que él/ella quiere.

Pero, si uno sigue “en sus trece”, manteniendo una actitud razonable, sin histerismos, sin intentos de “darle la vuelta a la tortilla”, lo más probable es que esa persona termine cansándose y se olvide de uno.  De lo contrario uno estaría entrando en su juego y, como sabemos, “no hay que dar de comer a los lobos hambrientos”.

Muy distinto es el no tener el valor de enfrentarse a la verdad, que es a lo que se refiere el famoso dicho.

Callar por vergüenza o por miedo puede ser otorgar, dar la razón al otro, ya sea porque piensa igual que él/ella, ya sea por la eterna y dañina búsqueda de aprobación.

Nada es siempre lo mismo… Nada es siempre lo que pensamos que es… Hay que meditar las cosas, obviamente.

Pero sigo pensando que no siempre “El que calla otorga”. En realidad, está diciendo muchas verdades, sin utilizar la violencia, activa o pasiva.

El silencio puede, en numerosas, múltiples ocasiones, ser nuestro mejor aliado.  Existe otro refrán con el que sí estoy de acuerdo, al cien por cien:  “Uno es el amo de lo que calla y esclavo de lo que dice”.

Como suelo afirmar, o al menos lo intento, esta es mi humilde opinión que nada tiene que ver con lo que otras personas puedan pensar y creer.

 

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